Hoy en día, no hay semana alguna donde no aparezcan reportajes
importantes de la amenaza de destrucción de algún recurso natural valioso. En
noviembre de 1997, por ejemplo, tras una exhaustiva investigación de la
interacción sociedad-medio ambiente en la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, el gobierno
municipal reportó una alarmante disminución en la población de venados de la
zona. Según esta investigación, la
problemática ha sido causada por las transformaciones en el relieve natural por
parte de las diferentes actividades sociales y turísticas de la ciudad (Beraud,
110). En la actualidad, en el gobierno
de Mazatlán, cuyo significado en náhuatl es “lugar de venados,” ha emergido un
consenso general de la problemática ecológica que se ha ido generando durante
los años a coste del desarrollo urbano; sin embargo, la mayor parte de los
intentos colectivos para tomar control de la situación en esta localidad han
fracasado.
Casos similares pueden observarse centenares de veces
alrededor del mundo. Zonas pesqueras al norte del océano pacifico y áreas
vírgenes de selva tropical en el corazón del amazonas son solo algunas de las
tantas situaciones en las que la colaboración para proteger y restaurar los
recursos ha fallado. Si bien los
seres humanos han logrado permanecer como el depredador más destructivo del
medio ambiente gracias a su intelecto superior y sus capacidades sociables, estos se enfrentan a un gran reto al intentar usar estas mismas habilidades para la
protección del medio ambiente.
El
mundo moderno demanda nuevos métodos que garanticen la salvaguardia de sus
recursos vitales y un análisis profundo de las causas por las que las aparentemente
decisiones racionales que toman los seres humanos llevan a resultados irracionales
puede ayudar a examinar las fallas en el sistema. Con la ayuda de teoría
económicas previamente establecidas, la economista política y ganadora del premio nobel, Elinor Ostrom, da
a conocer en su libro titulado El
Gobierno de los Bienes Comunes: la Evolución de las Instituciones de Acción
Colectiva lo que podría ser un nuevo descubrimiento acerca de la manera en
como actuamos entre nosotros y nuestro
medio ambiente.
En esta investigación,
Ostrom describe dos elementos básicos para entender como nos relacionamos
sociedad-ambiente. El primero fue desarrollado por el ecologista Garret Hardin
en 1968, quien utilizo la expresión la
tragedia de los comunes para simbolizar la degradación del ambiente que se
puede esperar cuando individuos utilizan simultáneamente un recurso escaso.
Para entender la estructura de esta situación, Hardin utiliza la analogía de un
pastor que toma decisiones racionales. En un prado común, cada pastor recibe un
beneficio directo por sus animales, y un costo común al pastar en exceso. En
este caso, cada pastor se siente impulsado a introducir más animales por el
beneficio que recibe de ellos y carga los costos resultantes ha la comunidad
(Hardin, 1246).
La segunda teoría básica fue desarrollada por John H.
Dales también en 1968, la cual el publico en general ha nombrado como el juego del dilema del prisionero . En
este juego, dos prisioneros son separados y deben confesar a un crimen y se les
es dado 3 condiciones: 1) si ambos confiesan reciben 8 años de cárcel, 2) si
ambos niegan los cargos reciben 1 año de cárcel, 3) pero si un confiesa y el
otro no confiesa, el que confiesa recibe una sentencia de 10 años y el que no
confiesa recibe una sentencia de 2 años. En este caso, según dicta la teoría
ambos prisioneros siempre confesaran ya que al no poder comunicarse entre si y
tener información incompleta, los dos optan por la opción más segura para el
individuo. Es aquí donde se forma una paradoja. Las decisiones aparentemente
racionales que toman los seres humanos, pueden traer resultados irracionales
para la comunidad (Dawes, 4).
Podemos
observar como, ha sido la misma naturaleza humana la causa de las fallas en un
sistema de acción colectiva. El razonamiento individualista dificulta el apoyo
colectivo. Por esta y muchas otras razones, los nuevos economistas públicos
deben de formular nuevas estrategias que tomen en cuentas los factores
invariables dentro de la naturaleza humana. No obstante, la acción colectiva no
es imposible. En su misma investigación, la ganadora del premio nobel describe
pequeñas comunidades pesqueras en Alanya, Turquía que han logrado diseñar
métodos de cooperación y autorregulación para evitar la sobreexplotación
(Ostrom, 65). Lo único que queda por hacer es encontrar maneras de implementar
estos mismos métodos de cooperación en comunidades más grandes y complejas como
en las que vivimos hoy en día.
Escrito por: Abner Inzunza Inzunza
Bibliografía
Beraud, Jose Luis. "Interacciones
Sociedad-naturaleza En Mazatlán, Sinaloa.” Región Y Sociedad 8
(1997): 100-123. Print.
Dawes, R. M. "The Commons
Dilemma Game: An N-Person Mixed-Motive Game with a Dominating Strategy for
Defection." ORI Research Bulletin 13 (1973): 1-12. Print.
Hardin, Garret. "The Tragedy of the
Commons." Science 162 (1968): 1243-248. Print.
Ostrom, Elinor, and Sánchez Leticia. Merino. El
Gobierno De Los Bienes Comunes: La Evolución De Las Instituciones De Acción
Colectiva. México: Fondo De Cultura Económica, 2011. Print.
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